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Adiós al chico malo

  • Juan Carlos Vera Bohne
  • 20 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

Wayne Rooney se despidió de la selección de Inglaterra por la puerta grande, con un partido de homenaje en Wembley, en ese mismo estadio donde metió 19 de sus 53 goles totales con la playera de los tres leones que lo elevan como el máximo goleador histórico de Inglaterra, el mismo récord que ostenta en el Manchester United.

Dos datos no menores, en donde uno puede darse cuenta el gran legado que deja Rooney que solo se retira de la selección porque como futbolista se mantiene activo, y a sus 33 años sigue dando de que hablar aunque ya no en la élite europea. Su camino lo llevó a la MLS, donde sigue dejando chispazos de su genialidad porque incluso en su último partido con Inglaterra dejó algunas pinceladas de su gran fútbol.

En la selección Rooney no sólo fue sinónimo de goles, fue pundonor, entrega, coraje y pasión en cada uno de sus 120 encuentros disputados, que lo dejaron como el segundo jugador con más partidos para Inglaterra, solamente cinco juegos por detrás de Peter Shilton.

Su debut fue con tan sólo 17 años, convirtiéndose en su momento en el jugador más joven en vestir de blanco con la selección, también fue el más joven en marcar un gol a esa misma edad. Jugó tres Mundiales y tres Eurocopas pero en ninguna pudo hacer diferencia.

Con el Manchester United su historia fue muy diferente, con ellos lo ganó todo y varias veces en la isla del fútbol, y puede decir que es de los pocos jugadores que ganó a nivel internacional la Europa League, la Champions League y el Mundial de Clubes.

Una carrera de leyenda, un jugador histórico y un personaje inmortal, Wayne Rooney se retira de la selección pero su legado será imborrable.

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