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Se acaba el invicto y se pierden las ilusiones

  • Juan Carlos Vera Bohne
  • 25 nov 2018
  • 3 Min. de lectura

La primer derrota de Santiago Solari ha resultado tremendamente dolorosa, otra goleada más en contra para el Real Madrid pero ahora no fue el todopoderoso Barça, ni tampoco fue el siempre complicado Sevilla, fue el modesto Éibar.

El juego era especialmente importante para el Real Madrid porque los punteros se enfrentaban entre ellos y era una oportunidad inmejorable para acercarse al liderato. Pero los campeones de Europa jugaron otra vez con poca actitud, sin intensidad ni ritmo y dejaron ir la gran posibilidad de regresar a la liga y ponerse a tiro de piedra del Barça y del Atleti.

Fue otra actuación inaceptable para el Real Madrid y la calidad de su plantilla, por quinta vez los blancos perdieron en la temporada (en 13 fechas) y casi todas las derrotas han sido de una forma humillante. El mismo equipo que hace meses ganaba la Champions por cuarta vez en cinco años, ahora da pena y ni con el cambio de entrenador dejan estas terribles exhibiciones. Es difícil de creer cómo con tanta estrella un equipo puede jugar tan mal, y uno se pregunta ¿qué tanto Cristiano Ronaldo maquilló el desempeño del resto de sus compañeros?

Es como si el equipo jugará con indolencia lo cual es inadmisible para el Real Madrid pero lo peor del caso es que llevan meses jugando así a pesar de contar con uno de las mejores planteles de Europa. Hay varios jugadores titulares que están por debajo de las expectativas empezando por el capitán, Sergio Ramos, Raphael Varane, Marcelo son otros ejemplos en la defensa, en el medio campo Toni Kroos y Luka Modric, y adelante Marco Asensio, Gareth Bale y Karim Benzema no han cumplido, NINGUNO DE ELLOS.

Son los máximos responsables de este patético año porque nadie quiere jalar del carro. El Real Madrid se ha convertido en un equipo lleno de figuras pero ningún líder en el campo y mientras la mayoría de los críticos apuntan directamente a la directiva y a Florentino Pérez, los jugadores salen impunes de esta grave situación. La prensa y la afición recriminan al presidente no haber contratado una superestrella pero a todos ellos se les olvida que el equipo está plagado de jugadores de clase mundial. Claro que hubiera servido contar con un centro delantero top y de eso es responsable la directiva, así como de confiar en que Bale y Benzema podrían cargarse el equipo al hombro, pero ni ellos ni nadie hasta el momento lo ha podido hacer.

En Ipurua nadie apareció, excepto Thibaut Courtois quien fue el mejor al hacer varias salvadas clave que mantuvo al Real Madrid en la pelea, pero fuera de él nadie a quien rescatar. Un grupo de selectos futbolistas desprestigiando el nombre del equipo que desde hace mucho tiempo no se le veía tan mal. Lo más triste de la última derrota fue ver la nula respuesta del conjunto de Solari para el segundo tiempo. Lejos de mejorar el equipo empeoró defensivamente y no terminó en una goleada mayor por el portero belga.

El martes el panorama se complica cuando vayan a la capital italiana para enfrentar a la Roma, y en dado caso de perder contra la ‘Loba’ estarían prácticamente dejando ir el liderato de su grupo, incluso podrían poner en predicamento su clasificación a octavos de final y eso sí que sería bochornoso.

Si eso pasa habrá que recordar el nombre de cada uno de los jugadores que hicieron esto posible y sus técnicos desde luego, porque más allá de los refuerzos que no llegaron, los culpables de esta terrible temporada son los que están en el campo y sus entrenadores.


 
 
 

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